Yo, que estaba tan tranquila. Tan tranquila en la mentira, claro. Ahora me recorre mi instinto de "abogada defensora de las causas perdidas" que desde que tenía seis años no me ha abandonado. ¿Por qué tengo siempre que sentirme yo culpable? Creer que debo ir a arreglar algo que no se ha destruido por mi culpa. Así estoy ahora. No me puedo ir a Bilbao así. No puedo.

Comentarios

Entradas populares de este blog